VLa inspiración de la noche
jamás podrá ser alterada,
la tranquilidad, el sosiego y el misticismo
que encierra mi oscuridad querida;
mi interior guerra calmada.
El calor que invade las raíces
de mis ensangrentados ojos,
el frío folio que ansía arropar lo que dices,
letras diurnas convertidas en despojos.
Maldigo la luz,
añoro mi cruz.
Maldigo el día,
pues es la noche la quien, a mi vida,
da esa bohemia melodía.
Te quiero oscuridad querida;
volveremos a conversar,
volveremos a recitar
con finos versos la odisea
de mi impuesta partida.
.Lang.
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