Si cada viaje que emprendemos
tuviera la mitad de tranquilidad
que en este viaje tuvimos,
si así fuera, tendríamos otra realidad.
Si cada quedada
estuviese tan cargada de complicidad
como en este pasado trayecto,
la felicidad se relacionaría a la llegada al evento,
en efecto...
no al fin de ese esperado momento.
Batallar sin fin alguno mas que el disfrute
y la situación. Bailar sin razón y de corazón,
viajes en los que no se discute.
Volver cargado de energía
y no totalmente agotado,
desear repetir esos momentos día tras día
y desear vivirlos todos a vuestro lado.
Viaje de reflexión,
momentos de ilógica razón,
y con-razón.
.Lang.
No hay comentarios:
Publicar un comentario