Cansado
cual viejo combatiente, cierto que joven a los ojos, no obstante,
centenario con una trotada mente y teniendo en cuenta que aun solo
tiene veinte. Y que ha visto a su propia familia mentirse mutuamente,
esperanza en el hombre advierte. Dementes, ¿como diantres quieren
ver la luz? ¿como quieres que no te mientan si no predicas tu?
Combatiente
que entierra a su progenitor y en lugar del norte pierde el sur. Y
aunque parezca atroz por su rostro ni una lágrima corre y no es que
no lo quisiera, es que un año entero le dura, del entierro, el
shock.
Un
refugio de amor, construye con la persona inadecuada, dos intentos y
la misma daga seguía en el pecho clavada, pues no tuvo mas remedio
que cerrar la puerta y, lock; adiós amiga, adiós hermana, adiós
compañera, hasta nunca mi imperecedera amada.
Adulto
infante, pordiosero galán con talante, constante poeta cantante,
amante de la lectura, el baile y del ritmo sonante. No escribe
sonatas romanceras, cualquiera puede recitar a una amada, pero los
verdaderos poetas dejan los aspavientos sociales para quien los
quiera. Y he aquí aquel que así mismo se consuela, el que no deja de
divagar aunque muera. El verdadero yo nunca se contonea aunque pueda.
Pues así dicho esto pasamos a otra y así queda.
Cansado
cual viejo contingente, con solo dos decenas tiene mil inquietudes en
mente. Recuerda del pasado lo brillante, por supuesto nada brilla si
no arde pero con talante de nostalgia en sus ojos se televisan una
mirada sonriente. Recuenta recuerdos casi olvidados, pobre pesar del
mimo que los recuerda pues son producto presente de sonrisas pero
producto real del pasado. Y esto es de todo lo impotente lo mas
odiado. Este tiempo, en pensar empleado, ya fueran once horas hacia
Asia de viaje acalorado, ya sea anclado en un barco a la deriva, él
estriba en su mente toda vivencia cautiva en su corazón caliente. Y
esto a la superficie viene, de ser uno consciente de que aunque no se
quiera ser participe del tiempo, calladamente somos víctimas de un
avance personal. Mal que un día, sin tiento, te presenta a un 'yo'
mayor, el cual tiene constancia de sí pero de él mismo ni el mas
mínimo conocimiento.
Ungüento
de tiempo
Y
quiero aconsejar a quien me quiera leer,
y
a aquel que me escuche,
a
todo aquel que me quiera entender, tal vez.
Trata
tu vida como si mañana se fuera a perder,
y
entiende que si alguien se va,
no
depende de ti que quiera volver.
Y
entiende, también, que todo acto es reflejado
por
un espejo de energía,
que
invierte lo que recibes por lo que hayas dejado.
Día
a día, confía
en
ti mismo y en lo que haces ,
aprendiendo
a valorar a quien posees
ya
que puede que lo pierdas, pues
luego,
más que nunca desees volverle a ver.
Si
siento que esta vida se me escapa del entendimiento, no es que sea un
empedernido pesimista, pensamiento que en parte entiendo, es que no
comprendo este comportamiento racista, sexista, entre otros horrores
que castigan a la raza humana, sin tiento. Y al caso viene que es
bastante estúpido este comportamiento, ya que viendo tales
mentalidades, lastres sociales, sigamos sin reaccionar severamente
ante semejantes barbaridades.
Uno
acaba acostumbrándose al desprecio, precio ,que siendo aun un
adolescente cobraba en importantes desmadres, daños mentales. No se
si el joviejo combatiente conserva en su mollera aun esos espinosos
trámites, nada normales; o si en cambio se ha vuelto un sabio, o si
en cambio ha experimentado enseñanzas para su alma.....año tras
año, tras año, tras año, trasd año.
Uno
acaba por darse cuenta de que uno acaba por envejecer, mental y
físicamente; a veces jamás se muere del primero y otras es de lo
primero de lo que se muere. Uno acaba por entender que ciertamente se
madura consecuentemente, consecuente con lo que se vive, se entiende
y según de lo que uno ideológicamente se impregne. Casualmente, yo
mismo, opté por una fe perenne, fe que se marchitó olvidando la
cruz, pero dejando cada ápice del valor Respeto indemne.
Amor
por el color, la vida, la soledad y el amor para siempre. Adolescente
pueril persona mayor, que amó, ama y amará por siempre con corazón,
a medias carnes y sin miedo al dolor. El amor a la vida, al vivir, no
tener miedo de morir, pues ya fallecí una vez para saber como es el
deseo de querer sobrevivir. Estar moribundo y sentir, de forma
innata, que el amor no es mas que el impulso para seguir.
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